viernes, 9 de abril de 2010

Arte que nace

Parte de un buen wayabo es vivir el día a día como si no importara nada, dejándote llevar por aquellos momentos que se te vienen encima, las tareas diarias, requerimientos ajenos de ser y de no ser, mirando al techo o mirando nada. Son momentos de ocio que son globalmente considerados inútiles, todos te piden que salgas de ahí, te sacan, te llaman, te dan comida y te suben el volumen de la música para que no escuches lo que piensas, pero en mí, en tí, y en li las cosas son diferentes, nosotras permanecemos en silencio, teniendo fe en que nuestro masoquismo innato se convertirá en arte, y saldrá por nuestras manos creadoras a escribir, cantar, bailar, fotografiar. Hoy el wayabo, la falta de amor o las inquietudes acerca de este se han transformado, han sublimado mucho más allá de aquella sensación de extrema desolación y soledad, hoy lo que sentimos y lo que nos mueve, lo hemos vuelto arte.

Di.

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